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Yo no olvido el año viejo

“Pero si llegué a considerar la sentencia de muerte como algo inevitable, eso me enseñó a no confiar en mí mismo, sino en Dios que resucita a los muertos.”
(2 Corintios 1:9, BLPH)

Corre el año 2018. Ya casi se termina el mes de enero, pero no quise dejar pasar la oportunidad de hacer una reflexión de lo que el año 2017 significó en mi vida.

Una canción muy popular en México que se canta cada inicio de año, y que ha sido adoptada por los mexicanos (en realidad es colombiana de origen) dice “Yo no olvido el año viejo porque me ha dejado cosas muy buenas”. Estoy seguro que muchas personas concuerdan con el verso anterior. Para mí, el año 2017, aunque tuvo muchas bendiciones, fue un año muy difícil

El año pasado atravesé por una prueba en el área profesional que se extendió por más de la mitad del año. Durante ese tiempo estuve sometido a una cantidad de trabajo increíblemente inusual como parte de un proyecto que no tuve opción de rechazar. Yo, gustoso, lo hubiera desechado, pero compromisos previos me impidieron hacerlo.

Ese tiempo estuvo marcado por enormes sacrificios. Pasaron semanas enteras sin que descansara un fin de semana completo. Cuando dedicaba tiempo para mi, me remordía la conciencia de no ocupar ese tiempo en avanzar el proyecto. Mi familia resintió mi ausencia. La ansiedad estaba presente todos los días debido al temor de no poder terminar (un párpado no me dejó de temblar en varios meses).

Creo que a nadie nos gusta pasar por una prueba. Pero Dios lo permite porque de esa manera podemos aprender cosas de Él que, de otra manera, nunca aprenderíamos. Las pruebas son grandes oportunidades de aumentar y refinar nuestro conocimiento del Padre, y ese definitivamente fue mi caso. Hay un par de lecciones que quedaron grabadas en mi corazón:

1. Mi vida espiritual es muy frágil

“Sabemos, pues, que la ley pertenece a la esfera del espíritu. En cambio, yo no soy más que un simple mortal vendido como esclavo al pecado.” (Romanos 7:14, BLPH)

Durante ese tiempo me hice más consciente de mi naturaleza pecadora, y de lo fácil que puede ser que esa naturaleza vuelva a apoderarse de nosotros. Estando tan cansado y ansioso, muy seguido me topé con la tentación de encontrar consuelo y descanso en las conductas pecaminosas. Sobra decir que ahí no encontré ninguna de esas dos cosas. Satanás ha convencido al mundo que sus medios para relajarse y aliviar el dolor son muy efectivos con el único objetivo de mantenerlos esclavizados.

El pecado tal vez nos desconecte por un momento de la realidad; pero al momento de regresar a ella nos sentimos peor, ya que las cosas siguen igual. Las pruebas no han desaparecido. La ansiedad regresa de nueva cuenta.

¡Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados, y yo les daré descanso! (Mateo 11:28, BLPH)

Cuando me di cuenta de los efectos de mi conducta, tuve que aprender a refugiarme en aquel que tiene el control de mi vida y todo lo que me rodea, y el único que podía darme verdadero descanso. En cada oportunidad oraba a Dios para que Él se convirtiera en mi roca de apoyo (Salmos 31:2); para que me diera la capacidad de enfrentar los retos (Salmo 18:34) y me llenara de gozo (Salmo 51:8).

No fue fácil mantener una relación con Dios en ese tiempo, pero la perseverancia dio sus frutos. Poco a poco vi cómo Dios iba cambiando el panorama. Los objetivos iban avanzando; situaciones que parecían adversas Dios las tornó en beneficiosas para mi; el proyecto fue tomando estabilidad. Al final, dos semanas antes del plazo, el proyecto finalizó de manera exitosa. Al final, pude decir como el salmista:

“Canten al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas;
su diestra, su santo brazo,
le ha dado la victoria.” (Salmo 98:1 BLPH)

2. La importancia de sentirse perdonado.

“Con la muerte de su Hijo,
y en virtud de la riqueza de su bondad,
Dios nos libera y nos perdona los pecados.” (Efesios 1:7, BLPH)

En medio de la presión producida por las pruebas, es muy fácil ceder a la tentación de buscar un escape. En mi búsqueda de alivio tomé decisiones que no fueron las más adecuadas, lo cual lastimó mi relación con Dios. Oré buscando su perdón y busqué apoyo en amigos cristianos. Mi relación con Dios había sido reparada, o al menos así me debía sentir.

Resultó que durante varios días después, la conciencia seguía acusándome. El Acusador estaba haciendo su trabajo. Me sentía a disgusto con la prueba que estaba viviendo, pero más que eso, me sentía enojado conmigo mismo por la manera en cómo estaba reaccionado, y llegué a pensar que Dios se sentía igual de mí.

“Si, por el contrario, reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda iniquidad.” (1 Juan 1:9, BLPH)

Una vez que hemos reconocido y confesado nuestro pecado, y hemos pedido perdón a Dios, es muy importante que realmente nos sintamos perdonados. En ocasiones el pecado deja una huella tan profunda que, aunque hayamos tomado todos los pasos para la restauración, podemos ser víctimas de la culpa por la manera en que hemos actuado. Eso nos mata espiritualmente. Nos priva de disfrutar a plenitud de la gracia de Dios. Si Él ya nos perdonó y nos purificó, hay que sentirnos perdonados.

Dios no espera una vida totalmente libre de pecado. Seremos pecadores hasta el último respiro que hagamos, y eso Él lo sabe muy bien. Nuestra vida estará compuesta por un patrón de fracturas y reparaciones de nuestra relación con Dios. Lo que si espera es que, cuando seamos conscientes de que hemos pecado, tomemos el camino que nos lleve de nueva cuenta a Él, que nos lleva a la sanación (Santiago 5:16), y una vez ahí, que disfrutemos la libertad de haber sido perdonados por la sangre de Cristo.

Al igual que Pablo durante una de sus estancias en Éfeso, tuve momentos muy obscuros de desesperanza. Pero esa desesperanza me sirvió para aprender a no confiar en mi capacidad de enfrentar los problemas, sino en Dios. Al final de cuentas fue Él quien me sostuvo con su misericordia, y me permitió salir de la prueba con valiosas lecciones aprendidas.

enero 25, 2018 at 9:52 pm Deja un comentario

Cinco maneras de perder tu ministerio.

Esta es una traducción de un artículo titulado “5 Ways to Lose Your Ministry” elaborado por Eric Geiger (traducido y publicado con su permiso).

Es profundamente trágico cuando los líderes de ministerio pierden sus ministerios, cuando el pecado los deja fuera del camino por un tiempo. No solamente es doloroso para el líder, sino también para la gente que ha sido impactada e influenciada por medio de su liderazgo. Debido a que el pecado constantemente golpea a nuestra puerta y debido a que Satanás anda como león rugiente buscando a quien devorar, no debemos sorprendernos cuando los grandes líderes se derrumban. Debemos afligirnos, orar por ellos y amarlos, pero nunca creernos mejores que ellos. De hecho, aquí hay 5 maneras en las que nosotros podemos perder nuestros ministerios:

1. Creer en ti mismo.

Si quieres perder tu ministerio, cree en ti mismo. Cuando alguien tropieza, lucha o cae y tú piensas “Eso nunca me va a pasar a mí”, estás depositando tu confianza en el lugar equivocado. Si tú crees en tu habilidad para mantenerte fuerte, estás parado en un terreno muy inestable. Creer en ti mismo es una clara señal de orgullo que lleva a la destrucción. Si David, que escribió muchos de los salmos, pudo desmoronarse – cualquiera de nosotros puede. Si Salomón, el hombre más sabio que jamás ha vivido, pudo terminar su ministerio adorando ídolos, seguramente nosotros somos susceptibles de convertirnos en idólatras. Si Pedro, a quien Dios usó para llevar el evangelio a los gentiles, pudo rechazar neciamente a los creyentes gentiles, entonces seguramente nuestras vidas se pueden apartar de nuestra doctrina.

2. Aíslate a ti mismo.

Si quieres perder tu ministerio, aíslate a ti mismo. Después de todo, “nadie te entiende y nadie sabe la presión que enfrentas”. Debemos recordar que antes de que el rey David cometiera adulterio y asesinato, se aisló a si mismo. Dietrich Bonhoeffer escribió: “El pecado demanda tener un hombre solo”, y un líder puede estar solitario en medio de otros si el líder no busca o recibe consejería ó corrección de líderes sabios. Si tú solamente te rodeas de personas que aprueban todo lo que haces, en realidad te estás aislando mientras das la impresión de vivir en comunidad.

3. Coloca “el ministerio” por encima de tu familia.

Si quieres perder tu ministerio, sé negligente con tu familia. La reunión más importante es aquella que se celebra en tu casa. El grupo más importante en tu ministerio es aquel que vive bajo tu propio techo. Si tú colocas “el ministerio” por encima de tu familia, tu familia se endurecerá al ministerio y no establecerás un buen y piadoso ejemplo. De acuerdo a Jonathan Edwards, “cada familia cristiana debería ser una pequeña iglesia”. El afirmó:

Cada familia cristiana debería ser como si fuera una pequeña iglesia, consagrada a Cristo, y totalmente influenciada y gobernada por sus reglas. Y la educación familiar y el orden son algunos de los principales medios de gracia. Si éstos fallan, todos los otros medios seguramente serán inefectivos. Si éstos se mantienen debidamente, todos los medios de gracia prosperarán y serán exitosos.

Cada familia debe ser una pequeña iglesia, y tu pequeña iglesia no debe ser despilfarrada por perseguir un “ministerio exitoso”.

4. Predica arrepentimiento para todos los demás.

Si quieres perder tu ministerio, deja de arrepentirte. Si quieres perder tu ministerio, cree que los mensajes que anuncias son para todos y no para ti mismo.

5. Usa a las personas para construir tu ministerio.

Si quieres perder tu ministerio, usa a las personas para construir tu propio reino y tus propios objetivos. El liderazgo que es Cristiano por naturaleza es exactamente lo opuesto. Los líderes piadosos usan el ministerio para hacer crecer a las personas, no a las personas para hacer crecer sus objetivos. Ellos creen y actúan sobre la base de que las personas son portadoras de la imagen de Dios, hijos e hijas del Rey, y santos sacerdotes dotados por Dios.

Existe una mejor alternativa. En vez de creer en ti mismo, conoce tus debilidades y regocíjate en la gracia que Dios te da. En vez de aislarte a ti mismo, lánzate y sumérgete por completo en el desorden y la belleza de la comunidad Cristiana. En vez de poner “el ministerio” por encima de tu familia, ministra a tu familia. En vez de predicar arrepentimiento para los demás, primero predícate arrepentimiento a ti mismo. Y en vez de usar a las personas para construir su ministerio, usa el ministerio para formar y servir a las personas.

agosto 19, 2016 at 12:20 pm Deja un comentario

Lecciones trinitarias

Hace poco más de un año tuve la oportunidad de impartir, a los miembros de la iglesia a la que que pertenezco, un curso de introducción a la teología. Fue un curso que, desde el punto de vista personal, me dejó muy satisfecho porque tuvimos la oportunidad de estudiar aspectos de la persona de Dios sobre los que no pensamos muy a menudo. C.H.Spurgeon dijo hace poco más de 150 años que el estudio apropiado para el cristiano es la Deidad, y tenía toda la razón. Cuando el ser humano se aventura a estudiar y hacer lo posible por entender la naturaleza de la persona de Dios, no puede menos que quedar atónito ante lo vasto del tema y humillarse al reconocer que es algo que escapa al control de la mente humana.

Obviamente, un tema obligado a tratar dentro de este curso fue la doctrina de la Trinidad. Tratar de explicar la Trinidad es tratar de explicar lo inexplicable. Durante casi 2000 años los grandes pensadores cristianos han tratado de exponer de la manera más clara posible los fundamentos de esta doctrina, encontrándose siempre con la misma limitante: no ha existido un lenguaje humano que contenga las palabras que expresen de manera exacta los conceptos expuestos por esta doctrina. Esta limitante se debe a que dichos conceptos no encuentran cabida dentro de la lógica humana (lo cual no quiere decir que su existencia sea imposible).

A pesar de las severas limitantes que presenta el estudio de la Trinidad para la mente humana, podemos llegar realmente a conocer muchas cosas de ella, e incluso encontrar aplicaciones prácticas para nuestra vida derivadas de esta doctrina. Puesto que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27), no es descabellado pensar que la naturaleza de la Trinidad se vea reflejada en las actividades de la humanidad.

Un punto de estudio muy importante en la doctrina de la Trinidad tiene que ver con la manera en cómo se relacionan las tres personas de la Deidad entre sí, y cómo se relacionan con la creación. A este respecto, los teólogos tienen una frase que dice «igualdad ontológica pero subordinación económica». Dicho de manera sencilla, esta frase quiere decir que las tres personas de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) son iguales en esencia. Ninguna persona es «más Dios» que las otras, sino que las tres personas tienen los mismos atributos y el mismo poder. La única diferencia que existe entre las tres personas se encuentra en los papeles que desempeña cada Persona con respecto de las demás y con respecto de la creación.

Un ejemplo de esto lo podemos ver en el rol que desempeña cada persona de la Trinidad en la salvación de la humanidad. El Padre planeó la salvación y envió al Hijo al mundo (Juan 3:16); el Hijo realizó nuestra salvación (Hebreos 10:5-7) y el Espíritu Santo aplicó la salvación a nuestras vidas dándonos vida nueva (Juan 3:5-8). Aunque las tres Personas de la Trinidad son iguales en esencia cada Persona tiene su papel, y cada Persona se somete o se subordina a las demás en el cumplimiento de su papel. El hecho de que una Persona de la Trinidad esté subordinada a las otras, no quiere decir que sea inferior o que sea «menos Dios» que las otras personas. Igualdad en esencia, subordinación en papeles.

¿Podemos sacar alguna aplicación práctica de este punto? Desde luego. Hay dos actividades humanas muy importantes donde podemos ver reflejado este principio:

1. El matrimonio. La Biblia nos enseña que Dios ha dado diferentes papeles al varón y a la mujer dentro del matrimonio. El varón es la cabeza del hogar, y tiene el papel de liderar a la familia, así como Cristo dirige la iglesia (Efesios 5:23). A la mujer se le ha dado el papel de proporcionar compañía y ser la ayuda que el varón necesita para liderar a la familia (Génesis 2:18). Desde un punto de vista machista (como desgraciadamente predomina), podría parecer que la Biblia hacer superior al varón sobre la mujer y, honestamente, no es difícil que un varón llegue a sentirse de esa manera. Pero nada más lejos de la realidad. La Trinidad (tres personas en una) y el matrimonio (dos personas en una) comparten la misma naturaleza. El varón y la mujer son iguales en esencia; ninguno es superior al otro. Ambos son seres humanos que Dios ha creado a su imagen (Génesis 1:27) y ante El no existen rasgos superiores o inferiores en cuanto a atributos. La única diferencia que existe entre las personas que forman un matrimonio reside en los papeles que desempeñan, y al igual que en la Trinidad, los papeles no hacen a una persona superior a la otra. Dios bendice a un matrimonio donde cada persona reconoce la igualdad del otro pero acepta subordinarse al papel que le corresponde. Igualdad en esencia, subordinación en papeles.

2. La iglesia. La Biblia nos enseña que la iglesia es el conjunto de personas que se ha sometido al señorío de Cristo, y que juntos forman un solo cuerpo: el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27). Dios ha dotado de diversos dones a cada miembro de la iglesia (Romanos 12:6) y ha designado a miembros de la iglesia en ciertos roles (Efesios 4:11) con el fin de edificar a la iglesia entera y equipar a sus miembros para cumplir la voluntad de Dios (Efesios 4:12). La pluralidad de roles es indispensable para que la iglesia se mantenga sana (1 Corintios 12:12-31), y para que la dinámica de esa pluralidad de roles no se vea frenada, es importante que cada miembro se subordine a hacer el papel que le ha sido encomendado, y que se subordine a los roles que otros hermanos desempeñan (Efesios 5:21). Por desgracia, la iglesia en ocasiones suele confundir roles con jerarquías. El ser humano tiende a formar jerarquías en la sociedad usando diferentes criterios: posición económica, belleza, poder, etc., y esa tendencia humana se puede permear dentro de la iglesia. ¿De qué manera? Asignando a ciertos roles un estatus de jerarquía.

Ante Dios, cada ser humano que habita el planeta (y por lo tanto cada ser humano que forma parte de la iglesia) es igual. Dios no hace distinción entre la persona de origen noble y la persona de origen humilde, ya que ambos son su creación (Job 34:19). Así que cada persona tiene el mismo valor. Ningún hermano es superior o inferior a otro. La única diferencia que existe entre los cristianos que forman la iglesia se encuentra en los roles que desempeñan. Creer que algunos roles nos hacen superiores (y por lo tanto enseñorearnos) por sobre otros hermanos es negar la misma naturaleza de Dios e ir en contra de la actitud que Dios nos pide dentro del cuerpo de Cristo (Romanos 12:3). En la verdadera iglesia de Cristo no existen las jerarquías entre hermanos. Cuando en la iglesia se forman jerarquías, ésta deja de ser la iglesia de Cristo. La única jerarquía que debe existir dentro de la iglesia es la de Cristo como cabeza (Colosenses 1:18). La Trinidad (tres personas en una) y la Iglesia (multitud de personas formando un solo cuerpo) comparten la misma naturaleza. Dios bendice a la iglesia que mira igual a cada uno de sus miembros pero que se subordina a su propio rol y al rol que otros hermanos desempeñan. Igualdad en esencia, subordinación en papeles.

julio 27, 2014 at 5:17 am Deja un comentario

Cómo escribir un plan de vida para el Año Nuevo (5 de 5)

Esta es una traducción de un artículo titulado “Writing a Life Plan for the New Year” elaborado por Ron Edmondson (traducido con su permiso).

Esta es la quinta entrega de nuestra serie para hacer un plan de vida. Hemos tratado de ir paso a paso, usando un formato simple, en la elaboración de un plan que te ayudará a alcanzar algunos objetivos específicos para el nuevo año. Si te perdiste alguno de los artículos, asegúrate de ponerte al día con la lectura:

Paso 1
Paso 2
Paso 3
Paso 4

En esta ocasión tendremos nuestro paso final, y es uno muy bueno… de hecho, es mi favorito.

¡Posiblemente el tuyo también!

El último paso en nuestro plan de vida es …. ¡CELEBRAR LA VICTORIA!

De hecho, ¡es algo que debes hacer! Es fundamental para cualquier éxito a largo plazo.

Crea una recompensa para la finalización de cada uno de tus objetivos. El tamaño de la recompensa se ​​puede basar en el tamaño de la meta y el tamaño de tu presupuesto, pero debe ser lo suficientemente atractivo para mantener la motivación.

Se ha dicho que lo que se recompensa se ​​repite… y eso parece ser cierto en mi experiencia.

Encuentra una manera de celebrar el logro de sus metas este año.

Usando nuestras hipotéticas metas, he aquí un ejemplo de cómo podría ser:

  • Perder 10 kilos – Comprar un conjunto nuevo de ropa… o dos.
  • Mejorar la comunicación en mi matrimonio – Planificar unas vacaciones especiales juntos o comer en tu restaurante favorito.
  • Pagar mi tarjeta de crédito – Comprar un sillón nuevo… pero págalo en efectivo.
  • Leer toda la Biblia – Regalar una Biblia a alguien que lo necesite.
  • Escribir un libro – Tener un fin de semana de no hacer nada… absolutamente nada.

Estos ejemplos son sólo hipotéticos. Tú puedes crear algo mejor para tu celebración. Es importante que te recompenses. Obviamente es posible que necesites ayuda para lograr algunas de estas recompensas, pero eso es parte de la belleza de la etapa 4. Puesto que otros están involucrados en tu progreso, se sentirán atraídos para ayudar a celebrar tu victoria.

Ese es el proceso de planificación. ¿Te parece simple?

Me encantaría saber de ti si vas a intentar este proceso. Déjame un comentario. Obtendrás puntos adicionales si compartes tu plan por escrito. Puedo incluso elegir compartir algunos de ellos como artículos invitados.

¡Espero que tengas un año extra-productivo!

febrero 12, 2014 at 10:03 pm Deja un comentario

Cómo escribir un plan de vida para el Año Nuevo (4 de 5)

Esta es una traducción de un artículo titulado “Writing a Life Plan for the New Year” elaborado por Ron Edmondson (traducido con su permiso).

Hemos estado escribiendo un plan de vida durante estos días. Yo espero que has estado acompañándome a la par y escribiendo tu propio plan. Espero con ansias oír las metas que tienes y el éxito que has tenido en alcanzarlos. He tratado de mantener este proceso lo más simple posible, con la esperanza de que mejoren tus posibilidades de seguir hasta el final. Si te has perdido alguno de los pasos anteriores, asegúrate de leer:

Parte 1

Parte 2

Parte 3

Hoy vamos a agregar otro paso en el proceso… Rendición de Cuentas…

Si quieres ver tus metas convertidas en realidad, necesitas construir un sistema de rendición de cuentas dentro de tu plan. Si estás confiado de que puedes completar los objetivos detallados que te has propuesto, y crees que el plan de acción que has escrito te ayudará a llegar a ellos, entonces tú debes encontrar una manera de rendirte cuentas a tí mismo para completar los pasos de acción.

Tú tendrás que añadir un sistema de rendición de cuentas con el que te sientas cómodo y que tenga sentido para sus objetivos y pasos a seguir; aquí hay algunas sugerencias que podrías considerar:

  • Coloca las acciones en tu calendario para el próximo año; yo tengo algunas acciones que se repiten a lo largo del año.
  • Imprime tu proyecto de vida y compártelo con alguien. Dales permiso para que le hagan seguimiento contigo durante todo el año.
  • Encuentra un socio. Esto es especialmente útil para hacer ejercicio o perder peso. (Esto es lo que hace que programas como Weight Watchers tengan éxito.)
  • Utiliza una aplicación o programa como Things (que yo uso) para planificar tareas y fijar alarmas para recordarte tus acciones
  • Comenta este artículo con tu plan, o publícalo en tu propio blog. Hay algo acerca de hacer público tu plan que hace que tengas un deseo más fuerte de completarlo.

La clave aquí es construir un sistema que te mantenga rindiendo cuentas para alcanzar tus objetivos. A medida que tú repitas las acciones y veas resultados, tú desarrollarás hábitos en estas áreas, y durante el proceso estarás más cerca de tus metas.

Hay un paso más para este proceso, el cual voy a compartir la siguiente ocasión. ¿Puedes adivinar cuál es?

febrero 9, 2014 at 10:21 pm 1 comentario

Cómo escribir un plan de vida para el Año Nuevo (3 de 5)

Esta es una traducción de un artículo titulado “Writing a Life Plan for the New Year” elaborado por Ron Edmondson (traducido con su permiso).

Estamos escribiendo planes de vida para este año que empieza. Si te has perdido los dos primeros artículos, léelos AQUÍ y AQUÍ. Mi deseo es que hagamos realidad todos los sueños y metas que tenemos para este año. Yo estoy convencido de que muchas de nuestras resoluciones (si las hacemos) son alcanzables con un poco más de intencionalidad y disciplina. Muchos se niegan a hacer resoluciones, ya que han fracasado repetidamente en mantenerlas. El propósito de estos artículos es ayudarte a empezar el año de manera que estés en camino hacia el logro de esas metas.

En esta ocasión añadimos otro paso. Voy a ser honesto. Este paso no es tan divertido como el establecimiento de objetivos … al menos para las personas ansiosas como yo. Esto será un poco más difícil y tomará un poco más de tiempo completarlo, pero es un paso vital para el éxito de sus planes. Hay muchas probabilidades de que la causa por la que fallas en mantener tus resoluciones de Año Nuevo sea por no ejecutar bien este paso.

En este paso vamos a escribir una lista de acciones a tomar, aquellas que nos ayudarán a alcanzar nuestras metas específicas. La pregunta que debes tratar de responder es: ¿Qué acciones específicas necesito tomar para asegurarme de alcanzar mis metas? Trata de ser lo más específico posible. Cuanto más específica sea la acción tienes mayores oportunidades para su realización. Voy a continuar utilizando el mismo conjunto hipotético de metas para fines ilustrativos. A continuación podrás ver los objetivos específicos segudo de las acciones.

Perder 10 kilos – Quiero perder 10 kilos para el día (coloca una fecha realista aquí) comiendo menos y ejercitándome más.

  • Ejecrcitarse Lunes, Miércoles y Viernes
  • Limitarse a comer comida rápida dos veces a la semana
  • Dejar de tomar bebidas dietéticas y tomar más agua
  • Mantener un registro de calorías, intentando comer menos de 2,000 calorías por día

Mejorar la comunicación en mi matrimonio – Quiero que mi esposa y yo discutamos menos sobre cualquier cosa, debido simplemente a la falta de comunicación. Quiero entender a ella mejor y que sean más las veces cuando estamos en el mismo canal sin discutir para llegar allí. Quiero que seamos capaces de hablar de diversas cuestiones sin levantarnos la voz el uno al otro.

  • Hacer una lista de preguntas que ambos debemos responder en nuestras noches de cita
  • Leer juntos un libro acerca del matrimonio y hacer juntos un estudio de la Biblia
  • Asistir a una conferencia sobre el matrimonio una vez al año
  • Tener una noche de cita cada semana

Pagar mi tarjeta de crédito – Quiero pagar $ 7,000.00 de mi deuda para el día (coloca una fecha realista aquí).

  • Restringir las comidas fuera a solamente una vez por semana
  • Renegociar la deuda de la casa
  • Elaborar un presupuesto realista para el 30 de Enero (Fija una fecha de aproximadamente 30 días después)
  • Leer el libro «La transformación total de tu dinero» de Dave Ramsey

Leer toda la Biblia – Quiero poder decir que leí la Biblia completa y la terminé toda este año, sin perder interés en tres meses. Quiero leer la Biblia consistentemente a través del año al menos 5 días a la semana.

  • Usar un plan de lectura diario de YouVersion
  • No verificar Facebook o mi correo electrónico hasta no haber leído la Biblia
  • Seguir el plan de mi grupo de la iglesia
  • Obtener la aplicación para teléfono de YouVersion

Escribir un libro – Quiero terminar algunas de las muchas ideas que tengo para un libro, tenerlo completamente escrito, y encontrar un editor para el libro o decidir editarlo yo mismo.

  • Escribir una propuesta de libro para el 30 de Enero
  • Enviar cartas de propuesta a publicadores y agentes para el 1 de Marzo
  • Definir los capítulos del libro para el 15 de Febrero
  • Escribir un capítulo cada dos semanas empezando el 1 de Marzo

Tal como lo afirmé la ocasión pasada, durante este paso tal vez te dés cuenta que necesitas cambiar algunos de tus objetivos… o incluso desechar alguno de ellos. Eso no está mal: son tus objetivos. Es más factible seguir adelante con objetivos que tú estes seguro de poder alcanzar.

En la siguiente ocasión añadiremos otro paso. Si, hay que hacer un poco más para asegurar el éxito.

¿Qué piensas? ¿Es difícil? ¿Te está ayudando?

febrero 7, 2014 at 10:25 am 2 comentarios

Cómo escribir un plan de vida para el Año Nuevo (2 de 5)

Esta es una traducción de un artículo titulado “Writing a Life Plan for the New Year” elaborado por Ron Edmondson (traducido con su permiso).

Anteriormente, comencé una serie de artículos para ayudarte a desarrollar un plan de vida. Todos los años escucho a la gente hablar sobre resoluciones… algunos de ellos las hacen, algunos no. Algunos las odian, algunos de ellos las mantienen, pero la mayoría no. Estoy seguro de que la razón principal por la que la mayoría de las personas no mantienen sus resoluciones y muchos se niegan a hacerlas es que nunca las unen a un plan de acción, o aplican la disciplina suficiente que les garantice el éxito. ¿Por qué hacer una resolución si no la puedes mantener? ¿no es así? No nos gusta el fracaso continuo.

El objetivo de esta serie de artículos es ponerle pies a la idea de los propósitos de Año Nuevo. La vez anterior se te pidió una lista de tres a cinco metas que tienes para el nuevo año. Si no has hecho o no leíste esa parte, comienza AQUI.

Si tú ya tienes tus objetivos identificados, hoy vamos a ser más específicos con ellos. La clave aquí es transformar tus metas en algo que se puede medir, algo donde tú puedas seguir con claridad el progreso y el éxito. Para ayudarte en esta parte, hazte la pregunta para cada objetivo: ¿Para este objetivo, qué significa alcanzar el éxito? ¿Cómo me voy a sentir una vez que haya completado esta resolución?

Para ilustrar el punto, estoy usando los mismos propósitos que enumeré en el artículo anterior. En primer lugar está el propósito fijado, seguido de una descripción más específica de ese propósito:

Perder 10 kilos – Quiero perder 10 kilos para el día (coloca una fecha realista aquí) comiendo menos y ejercitándome más.

Mejorar la comunicación en mi matrimonio – Quiero que mi esposa y yo discutamos menos sobre cualquier cosa, debido simplemente a la falta de comunicación. Quiero entender a ella mejor y que sean más las veces cuando estamos en el mismo canal sin discutir para llegar allí. Quiero que seamos capaces de hablar de diversas cuestiones sin levantarnos la voz el uno al otro.

Pagar mi tarjeta de crédito – Quiero pagar $ 7,000.00 de mi deuda para el día (coloca una fecha realista aquí).

Leer toda la Biblia – Quiero poder decir que leí la Biblia completa y la terminé toda este año, sin perder interés en tres meses. Quiero leer la Biblia consistentemente a través del año al menos 5 días a la semana.

Escribir un libro – Quiero terminar algunas de las muchas ideas que tengo para un libro, tenerlo completamente escrito, y encontrar un editor para el libro o decidir editarlo yo mismo.

¿Puedes ver aquí el progreso a un propósito más específico y medible? A veces, mientras completas este segundo paso puede ser que re-definas, dés forma o incluso cambies los propósitos originales. Eso está bien… ten en cuenta que esto es tu plan de vida y de nadie más. Lo que esperamos es que tú completes un plan en este año con el que estés satisfecho y que te haga avanzar hacia el logro de tus ambiciones en la vida… no que tú completes un plan de una manera que agrada a los demás.

De nuevo, el objetivo aquí es echar a andarlo y mantenerlo simple. En el siguiente artículo vamos a dar otro paso más adelante.

¿Estás trabajando en tu plan? ¿Cómo te va? Me encantaría saberlo.

febrero 1, 2014 at 3:33 pm 3 comentarios

Cómo escribir un plan de vida para el Año Nuevo (1 de 5)

Esta es una traducción de un artículo titulado “Writing a Life Plan for the New Year” elaborado por Ron Edmondson (traducido con su permiso).

512px-AgendaEsta semana, a medida que entramos a un nuevo año, quiero ayudarte a pensar en cómo planear tu vida. Yo creo que debemos vivir con un propósito en mente.

 

 

Por M.Minderhoud (Own work) [GFDL or CC-BY-SA-3.0], via Wikimedia Commons

Esta es una realidad que he experimentado personalmente y observando a muchos otros. Seguramente, el grado de éxito que tú alcances este año nuevo será directamente proporcional a la dirección en que apuntes tu vida y la intencionalidad que tengas en las decisiones que tomes. Si tienes una idea o meta de a dónde quieres ir, y un plan de acción reforzado con disciplina, tienes más probabilidades de lograr los resultados deseados. Tú no puedes controlar algunas de las cosas que la vida te trae, pero tendrás una mejor oportunidad de lograr tus sueños si creas algún tipo de organización en tu vida que te ayude a llegar a ellos.

También creo que lo simple es bueno… así que en próximos días, quiero ofrecer segmentos de cómo desarrollar un plan de vida de un año. Lo vamos a hacer en partes para que no parezca abrumador. Al final, si tú lo sigues, tendrás por lo menos un plan de acción. (Si tú tienes una mejor manera de hacer esto… es bienvenida tu retroalimentación… la clave está en poner más atención en lograrlo más que en el cómo…)

Hoy vamos a establecer algunas metas para nosotros mismos…

Establece de tres a cinco metas en total… si tienes demasiadas te vas a desgastar tratando de alcanzarlas, y si tienes muy pocas te alejará de lograr todo lo que es posible alcanzar.

Piensa en varias áreas de tu vida en las que quieras ver una mejoría. Áreas tales como:

  • Espiritual
  • Personal
  • Matrimonio o relaciones
  • Física
  • Emocional
  • Financiera
  • Profesional

Incluye un objetivo ambicioso, como correr un maratón, leer toda la Biblia, aprender a volar un avión, salir de deudas, comenzar un negocio alternativo, o escribir un libro.

En este punto, las metas pueden ser muy generales. No todas las metas deben ser «objetivos ambiciosos»; limítalos a uno o dos, pero todas ellas deben ser metas diseñadas para llevarte a un lugar que tú deseas ir en la vida; algún lugar donde tú esperas mejorar.

Por lo tanto, invierte algo de tiempo hoy y establece tus metas. Recuerda, no más de cinco… no menos de tres…

He aquí un ejemplo:

  •      Perder 10 kilos. (Fui específico aquí porque la mayoría tienen un número en mente… tú puede poner simplemente «perder peso» en este punto si esa es una de sus metas.)
  •      Mejorar la comunicación en mi matrimonio.
  •      Pagar mi tarjeta de crédito.
  •      Leer toda la Biblia.
  •      Escribir un libro.

En los siguientes días vamos a tomar estas metas y llevarlas un paso más allá.

No dudes en compartir su lista en la sección de comentarios de este post.

¿Estás preparado para el reto? ¿Necesitas algo como esto? ¿Alguna vez has escrito un plan para el Año Nuevo?

(Nota al margen para aquellos que piensan: «Dios está en control de mi destino… así que voy a dejar que El diriga mis caminos… No necesito un plan». No podría estar más de acuerdo contigo acerca de que Dios tener el control… como debe ser. Todos nuestros planes y objetivos son inútiles sin su consejo, pero lee a través de la Biblia y verás innumerables ejemplos de cómo Dios permite que hombres y mujeres le busquen para crear un plan de acción; algunas veces para bien y otras veces no. Hay ocasiones que Dios nos da instrucciones claras y directas, y hay ocasiones (yo diría que la mayoría de las veces) que Dios nos permite averiguar el mejor curso de acción basado en la sabiduría y las experiencias que El ha permitido que tengamos.)

enero 26, 2014 at 6:58 pm 4 comentarios

El árbol a la orilla del río

Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones;
sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
(Salmos 1:1-3 Nueva Traducción Viviente)

Tenemos un Dios que le encanta prometernos cosas buenas. Y más encantado está de cumplir esas promeas. La naturaleza bondadosa de Dios se refleja en cada promesa que se encuentra plasmada en la Biblia. Pero un aspecto muy importante muchas de las promesas es que vienen explícitamente condicionadas; esto es, tenemos que cumplir ciertas condiciones para que la promesa pueda hacerse válida en nuestra vida.

El salmo 1 nos ilustra un ejemplo de este tipo de promesas. Dios nos promete que seremos como árboles plantados a la orilla de un río. Esos árboles siempre están verdes, fuertes, dan su fruto en la estación del año que deben darlo. En pocas palabras: tienen una existencia plena; proyectan vida; dan la sensación de saciedad.

¿Cómo podemos alcanzar esa existencia plena? Solo Dios puede brindarla. A través de un proceso diario de conviviencia con El es posible reflejar una vida plena. Dios nos da un par de condiciones para que podamos experimentar ese gozo:

  • Deleitarse en la ley del Señor. Para alcanzar ese grado de plenitud en la vida es necesario amar la Palabra de Dios, estudiarla con detenimiento y con alegría. Muchos piensan que es un libro aburrido, difícil y anticuado, pero no conozco otro libro que hable de la condición actual de la humanidad más claramente que la Biblia.
  • Meditar en la ley del Señor noche y día. No basta con leer: hay que meditar en ella. Eso se logra pensando una y otra vez a lo largo del día en las Escrituras. ¿Para qué? Para ser diferentes. Una vida transformada viene como fruto de la meditación de las Escrituras.

No existe otro camino para alcanzar una existencia plena. La lectura, y sobre todo la meditación de la Palabra de Dios, te pueden abrir las puertas a una vida diferente.

Para reflexionar:

  • ¿Acostumbras meditar? ¿Cómo piensas que puedes darte un tiempo para meditar en lo que dice la Biblia?

 

julio 31, 2012 at 7:50 am Deja un comentario

La alegría

Si buscamos la palabra «alegría» en el diccionario, encontraremos que su significado es «sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores». Es un sentimiento divino, ya que Dios se identifica plenamente con la alegría. El es capaz de alegrarse (Sofonías 3:17; Salmos 104:31), y en muchas escrituras Dios es mencionado como la fuente de alegría por excelencia (p.ej. Salmos 4:7; Zacarías 10:7). Puesto que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, todas las personas tenemos la capacidad de alegrarnos, sin importar nuestras creencias religiosas. Sin embargo, existe algo alrededor de la alegría cristiana que la hace especialmente única, diferente a cualquier alegría que podamos encontrar en este mundo.

Jesús se definió como una persona llena de alegría (Juan 15:11; 17:3) y deseaba que sus discípulos tuvieran la misma alegría que El tenía (Juan 16:24), pero ¿cómo era la alegría de Jesús? Para empezar, era muy diferente a la alegría del mundo. El materialismo, los placeres y el bienestar son medios muy comunes que utilizamos para estar alegres, y sin duda son cosas que dan cierta alegría, pero la alegría de Jesús iba más allá. La persona que vive con la alegría de Jesús no se apaga ante las aflicciones que pasamos ahora, porque sabe que son temporales (Juan 16:22), no necesita que todo a nuestro alrededor esté bien para estar feliz (Mateo 5:11-12), se alegra en las dificultades (Hechos 5:41; 1 Pedro 4:13), se mantiene alegre porque sabe que es su deber (Filipenses 3:1; 4:4), pero sobre todo porque ha llegado a entender plenamente el evangelio (Lucas 2:10; Mateo 13:44).

Como verás, la alegría cristiana es muy superior a la alegría terrenal que vive mucha gente. Y no es una alegría imposible de obtener, sino que está al alcance de nosotros. ¿Cómo podemos obtenerla? Dios nos enseña que es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), y como tal florecerá solamente a través de una profunda relación con Dios y con su Espíritu.

La alegría es indispensable en la vida cristiana (Romanos 14:17), así que esforcémonos por tener una relación sólida con Dios y dejemos que el Espíritu Santo nos llene de esa alegría maravillosa.

noviembre 18, 2007 at 9:31 am Deja un comentario

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